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Después de ser la flor en el desierto,
la luz tras las persianas,
me dormí entre los escombros
y tu piel me resucitó, tan entrevivido como siempre.

Si no llegase tu primavera sería ceniza.

No obstante te acercas como lluvia
y me quedo en niebla e infortunio;
me quedo, como un corazón colgante,
bombeando sangre y veneno por partes iguales.

Si no llegase tu otoño sería hojarasca

Me prendo otra vez,
y otra vez al límite del borde
hasta que me encuentro en tu boca,
hasta que la pierdo , y atado al hechizo,
me vuelvo esencia y calavera;
hasta que dejo en el horizonte de la playa una rosa dibujada;
un túmulo escondido donde acumular tu espuma.

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