#12 Tras la primera, la segunda, la tercera, se me hunden las pisadas en el fango por el peso de las cláusulas y enmiendas que conducen mis pasos. Hago equilibrios en la frontera de la saliva y mientras hago murmullo del barullo, entierro en mi carne las palabras y recorro el camino de la vena. A mí no me hables de infancias amputadas, de los pétalos desmembrados y el nombre de las flores, dime que tienes ganas cuando llego a la cama a contrasol con la ternura líquida entre mis fauces. No me hables todavía de la extinción cuando has visto que lo hago todo aposta: la mueca, la entonación; cuando he puesto en tu balanza la depravación exacta para hacerte verter y levitar. #13 Sólo tú ves los colmillos de mi sonrisa, y a veces me los afilas a sabiendas de mi instinto y a veces me los limas con el tacto de tu lengua, hasta equilibrar mi necesidad de dolor y amor, de decaer y avanzar.